Los estados financieros se clasifican en balance de situación, cuenta de resultados, estados de flujos de efectivo, estado de cambios del patrimonio neto y memoria.
Balance de situación: es el documento contable que informa acerca de la situación de la empresa, presentando sus derechos y obligaciones, así como su capital y reservas, valorados de acuerdo a los criterios de contabilidad generalmente aceptados.
En el balance se muestran el activo, el pasivo y el patrimonio neto.
Cuenta de resultados: compara los ingresos de la empresa con los costes de la misma, y muestra si ha habido beneficios. Dentro de esta tenemos dos elementos: los ingresos y los gastos.
Estado de cambios en el patrimonio neto: muestra las variaciones en las entradas y salidas en las operaciones de la empresa entre el inicio del periodo y el final del mismo, generalmente un año.
Estado de flujos de efectivo: muestra las fuentes, regularidad y uso del efectivo de la empresa, usando estimaciones directas (las más utilizadas) o indirectas. La estimación directa muestra el efectivo neto generado por las operaciones. Esta variable es de gran importancia para analizar la situación de la empresa ya que refleja su liquidez.
Memoria: es un documento que sirve para ampliar la información contenida en las cuentas anuales. La memoria deberá presentarse y elaborarse conjuntamente con los demás estados financieros.
La función de la memoria es completar, ampliar, comentar y realizar aclaraciones sobre el resto de documentos que se integran en las cuentas anuales.